Caracas, RD Herald. – Venezuela vive horas de alta tensión política y social mientras el presidente Nicolás Maduro denuncia una amenaza extranjera y asegura que el país está preparado para resistir cualquier intento de agresión. Sus declaraciones llegan en un momento en que buques y aeronaves de Estados Unidos han intensificado operaciones en el Caribe, aumentando el clima de incertidumbre en la región.
Maduro sostuvo que Venezuela atraviesa “el mayor peligro en cien años” y advirtió que, de concretarse un ataque, se declarará una “república en armas”. Al mismo tiempo, insistió en que la nación sigue siendo “un país de paz”, aunque enfatizó que la soberanía no se negocia.
El ministro de Relaciones Exteriores, Yván Gil, apoyó la postura del mandatario y acusó a Washington de usar el narcotráfico como “pretexto” para justificar maniobras militares. Según cifras de organismos internacionales citadas por Caracas, solo un 5 % del tráfico de cocaína colombiano cruza por territorio venezolano, mientras que la mayor parte transita por rutas del Pacífico.
Crisis social y humanitaria
Mientras tanto, puertas adentro, Venezuela continúa sumida en una grave crisis económica y humanitaria. Más del 80 % de la población vive en condiciones de pobreza y millones de ciudadanos dependen de la ayuda internacional para subsistir. Escuelas en barrios populares reportan casos de malnutrición infantil, con niños que llegan a clases sin desayunar o con fuertes síntomas de debilidad.
Los cortes eléctricos, la inflación persistente y la reducción de programas de asistencia han acentuado la vulnerabilidad de las familias. A esto se suma el constante flujo migratorio hacia países vecinos, aunque en menor magnitud que en los años más críticos de la crisis.
Escenario regional
Los llamados a la movilización popular hechos por el Ejecutivo se han sumado a maniobras militares internas en las costas y en la frontera con Colombia. Sin embargo, analistas alertan que cualquier incidente puede escalar rápidamente y poner en riesgo la estabilidad de toda la región.
Mientras la comunidad internacional pide moderación y respeto al derecho internacional, el futuro inmediato de Venezuela sigue marcado por la incertidumbre: entre la amenaza de un conflicto externo y las enormes dificultades cotidianas de su población.