Pont-Sondé, Haití – RD Herald — La mañana de este jueves 5 de junio, la localidad haitiana de Pont-Sondé fue escenario de una contundente manifestación de rechazo hacia las autoridades estatales. El Frente de Resistencia de Pont-Sondé, con amplio respaldo de la población local, bloqueó completamente el paso por la carretera nacional número 1, en protesta contra lo que califican como una alianza silenciosa entre la Policía Nacional de Haití (PNH) y las bandas armadas que operan en la región de Artibonito.
El bloqueo afectó distintos puntos de los distritos de Tè Nwa, Desoulye y Kado, donde se levantaron barricadas improvisadas con ramas de árboles, piedras, espinas, neumáticos, caballetes y restos de vehículos abandonados. La vía, una de las más importantes del país, permanece cerrada mientras las tensiones continúan en aumento.
En las calles, se puede leer un mensaje que ha sido pintado en múltiples muros y vallas: “Pon Sonde pap teritwa pèdi” (“Pont-Sondé no será territorio perdido”), consigna que se ha convertido en el grito de guerra de una comunidad que se niega a rendirse ante el abandono estatal y la violencia impuesta por grupos armados.
Los manifestantes acusan directamente a la Dirección Departamental de la PNH de haber renunciado a su deber de proteger a la ciudadanía, al permitir —según ellos— una convivencia pacífica con las bandas delictivas que controlan partes del departamento.
Además, el descontento alcanzó al Consejo Presidencial de Transición, blanco de fuertes insultos por parte de las multitudes, que lo consideran ilegítimo, ineficaz y desconectado de la realidad que vive el pueblo haitiano.
“No vamos a seguir aceptando esta complicidad entre el poder y los criminales. Estamos solos, pero no vamos a callar. Este es nuestro territorio, y no lo vamos a entregar”, gritó un joven manifestante mientras arrojaba piedras sobre una barricada recién encendida.
Hasta el momento, no se ha registrado presencia significativa de las fuerzas del orden para intentar restablecer la circulación o mediar en la protesta, lo que refuerza la sensación de vacío de poder que domina gran parte del país.
Haití vive una de sus peores crisis de gobernabilidad en décadas. En regiones como Artibonito, las estructuras estatales han cedido terreno ante el avance de las bandas armadas, provocando que muchas comunidades opten por la resistencia abierta como única vía de supervivencia.
La situación en Pont-Sondé se mantiene tensa y en desarrollo, mientras el país entero observa con preocupación la creciente fragmentación territorial y social.