Familia Hazoury negocian con la familia Trump en proyecto Cap Cana

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El interés de la familia Trump en reanudar el proyecto salió a la luz inesperadamente, cuando Eric Trump, fue fotografiado recorriendo la propiedad en cuestión con los empresarios del ramo de la construcción Ricardo y Fernando Hazoury.(capcana.com/AP)

Para calmar los temores sobre posibles influencias extranjeras, el presidente Donald Trump prometió no iniciar nuevos negocios en el exterior mientras ocupe la Casa Blanca. Pero eso no le ha impedido revivir un viejo proyecto en la República Dominicana.

El interés de la familia Trump en reanudar el proyecto salió a la luz inesperadamente la semana pasada, cuando Eric Trump, hijo del mandatario y vicepresidente ejecutivo de la Organización Trump, que maneja los negocios de la familia, fue fotografiado el 2 de febrero recorriendo la propiedad en cuestión con los empresarios del ramo de la construcción Ricardo y Fernando Hazoury.

En un comunicado de prensa, los hermanos Hazoury dijeron que su relación con Eric Trump era «increíblemente fuerte». La relación, sin embargo, ha sido turbulenta y en el 2012 Eric Trump demandó a los hermanos acusándolos de fraude al vender propiedades a escondidas.

Todavía no hay planes definitivos para construir un resort de lujo sobre la playa en Cap Cana, a pocos minutos de uno de los principales aeropuertos de la República Dominicana. Pero la posible reanudación del proyecto del 2007 para explotar el nombre de Trump en un nuevo resort de lujo podría poner a prueba los alcances del compromiso del presidente de no involucrarse en nuevas iniciativas comerciales en el exterior mientras ocupe la Casa Blanca.

El renovado interés en el proyecto indica que la empresa de Trump cree que puede lanzar nuevas iniciativas en el exterior, a pesar de la promesa del presidente de no avanzar en nuevos desarrollos en el extranjero.

«No se harán nuevos negocios en el exterior durante la presidencia», dijo la abogada del mandatario, Sheri Dillon, el mes pasado en una conferencia de prensa.

Bajo las reglas autoimpuestas, que la abogada describió, se permitirían nuevos negocios dentro de Estados Unidos, pero pasarían un estricto proceso de verificación para asegurarse de que no había conflictos de interés.

El consejero de la Organización Trump Alan Garten dijo que el negocio de la República Dominicana nunca había sido descartado, a pesar de que no se construyó ni se anunció proyecto alguno en una década. Garten destacó que Trump mencionó ese negocio en una declaración impositiva en el 2015 y no lo incluyó en la del año pasado porque no había nada que reportar.

Para Richard Painter, quien fue abogado de la Casa Blanca a cargo de asuntos éticos durante el gobierno de George W. Bush, la actitud de Trump indicaría que su compromiso de no hacer negocios en el exterior como presidente no es del todo seria.

«Pueden tomar cualquier gestión minúscula del pasado y convertirla en un nuevo negocio enorme», sostuvo Painter. «No hay forma de distinguir si es un negocio nuevo o uno viejo».

El negocio con los Hazoury contemplaba varios proyectos asociados con el nombre de Trump en Cap Cana, parte de un enorme complejo a minutos del Aeropuerto Internacional de Punta Cana.

El proyecto abarca una superficie que sería dos veces la de la isla de Manhattan y la participación de Trump comenzó con la venta de 68 lotes de unos 6,000 metros cuadrados (64,500 pies cuadrados) cada uno, valorados en millones de dólares, conocidos como «Los Farallones». Luego vendrían un hotel, condominios y campos de golf con el nombre de Trump. En una opulenta fiesta en el 2007 en Cap Cana, Trump «felicitó a los afortunados compradores», según un comunicado de prensa de Cap Cana.

El proyecto que involucraba a Trump nunca pasó de la venta de lotes vacantes con su nombre. Si bien dijo ser uno de los constructores del proyecto en declaraciones públicas, Trump no invirtió dinero alguno y el proyecto se estancó durante la crisis económica del 2008. Las perspectivas de que siguiese adelante se empañaron más todavía cuando la empresa constructora dejó de pagar los derechos para usar el nombre de Trump en los lotes vacíos que ya había vendido.

Trump demandó a la empresa en el 2012, diciendo que los Hazoury habían ocultado la venta de algunos terrenos y se habían quedado con las ganancias sin pagarle su comisión por el uso del nombre Trump. En una declaración judicial, Eric Trump dijo que los informes de ventas que habían dado los constructores de Cap Cana eran «una completa mentira».

Antes de que el caso llegase a juicio, las partes sellaron a un acuerdo confidencial en el 2013.

En los tres años siguientes, ni los Trump ni los Hazoury hablaron de seguir cooperando y el nombre de Trump desapareció casi del material promocional. La empresa inmobiliaria a cargo de «Los Farallones» dejó de usar el nombre del magnate.

Garten afirma que, a pesar de que los constructores no cumplieron su parte del contrato y de que Trump exigió que se dejase de usar su nombre en el proyecto durante la disputa en los tribunales, el magnate nunca dio marcha atrás con la iniciativa. Indicó que el arreglo final fue amigable y que las conversaciones se reanudaron antes de las elecciones de noviembre pasado en Estados Unidos.

Saraida de Marchena, gerente de la empresa que maneje las relaciones públicas de Cap Cana, confirmó a la AP que, pese a la demanda, la relación empresarial entre Trump y Cap Cana nunca cesó.

El único contrato relacionado con el proyecto actual es el del 2007, en el cual los Hazoury se comprometían a completar la construcción para el 2011. Otros proyectos en los que no participa Trump ya se han completado, incluidos varios hoteles, complejos residenciales, campos de golf, un parque ecoturístico y una costosa marina, pero los lotes vendidos en la zona de «Los Farallones» han sido cubiertos poco a poco de vegetación.

Novedades recientes, incluido un arreglo entre los constructores y los tenedores de bonos impagos, convencieron a la Organización Trump de que tal vez sería conveniente volver a involucrarse en el proyecto, según Garten, quien agregó que la presencia de los Trump podría ser buena para la gente que compró los lotes del Farallón.

«Consideremos que tenemos que hacer lo que podamos para beneficio de los compradores», indicó.

Representantes de los constructores de Cap Cana dijeron que responderían a un cuestionario por escrito de la AP, pero no lo habían hecho.