Santo Domingo, RD Herald. – Próximo al alba del 31 de mayo de 1961 llegó a oídos del presidente Joaquín Balaguer que soldados habían sacado a monseñor Tomás F. O’Reilly, arzobispo de San Juan de la Maguana, de su refugio temporal en el Colegio Santo Domingo de la avenida Bolívar y lo habían conducido a la Base Aérea de San Isidro. Irritado, Balaguer azotó la pregunta:
—¿Quién dio esa orden… por disposición de quién?
Nadie respondió. De inmediato el mandatario telefoneó a la base exigiendo el retorno del prelado. Luego llamó aparte al secretario de Interior y Cultos, Rafael Paino Pichardo. Minutos más tarde, Pichardo regresó con O’Reilly y ambos sostuvieron con Balaguer una breve charla en un rincón del salón. Despedido el obispo y escoltado de nuevo a su alojamiento, apenas despuntaba el día cuando otro silencio, mucho más denso, descendió sobre el Palacio.
El cadáver de Rafael Leónidas Trujillo Molina entraba entonces por la puerta principal. Lo depositamos en una habitación contigua al comedor presidencial, tercer piso, ala suroeste. La cama quedó orientada con la cabecera al norte, frente a la galería que mira al este.
Vestía uniforme verde olivo, ceñido por una faja tricolor a la cintura; botas cortas marrón y el rostro levemente despeinado. El saco, abotonado hasta el cuello, presentaba el costado izquierdo endurecido por la sangre coagulada. Aquel cuerpo, aún flácido, era la evidencia tangible del fin de una era.
Entró entonces doña María Martínez de Trujillo. Se arrodilló sin decir palabra, tocó la colcha con la frente y se retiró haciendo gala de un valor a punto de quebrarse.
A las ocho en punto de la mañana iniciamos el embalsamamiento: el general Francisco González Cruz, el mayor médico Abel González (hijo), el doctor Ramón Bergés y quien les narra. Hubo que cortar la manga izquierda: una fractura expuesta se extendía desde la mano hasta casi el codo. Bajo la chaqueta encontramos un pantaloncillo elástico y otra faja que retiramos antes de proceder con el formol.
Concluiremos, Dios mediante, en la próxima entrega.
