OPINION: Asociación de Malhechores Políticos

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Periodista Juan Taveras Hernandez, Juan TH

Uno de los fundadores del Partido de la Liberación Dominicana, miembro del Comité Político, funcionario del gobierno, Félix Jiménez (Felucho), ha revelado que los miembros de ese importantísimo órgano de dirección (una especie de Soviet Supremo) que controla el Estado en su conjunto, sabían sobre la sobrevaluaciones de la empresa brasileña Odebrecht en nuestro país.

A juicio del dirigente político lo importante no son los “92 milloncitos de dólares” que se pagaron en sobornos, lo más relevante son las sobrevaluaciones, que no han sido investigadas ni cuantificadas.

El senador de la Vega, ingeniero civil Euclides Sánchez dijo que hace más de cinco años le expresó a Temístocles Montas, miembro del Comité Político y ministro durante los cuatro mandatos del PLD, su preocupación por la evidente sobrevaluación de las obras que construye Odebrecht.

Fernando Fernández, del Comité Central, ex director de Aduanas, y quien fuera hombre cercano al presidente Danilo Medina durante muchos años, ha dicho barbaridades sobre el partido y el gobierno involucrándolos en actos de corrupción relacionados con Brasil.

La ex vicecanciller, diputada durante varios periodos y ex dirigente del PLD Minou Tavarez Mirabal aseguró que era un secreto a voces entre los legisladores que el dinero para la reelección del presidente saldría del contrato otorgado a Odebrecht para la construcción de las plantas de Punta Catalina.

Esas declaraciones no le han sido ajenas al pueblo dominicano. Antes que Felucho, Temo, Euclides, Fernando Fernández, Minou, Domingo Páez o cualquier otro dirigente del PLD, ya el pueblo sabía que la corrupción lo arropaba todo en ese partido, solo que las bocinas, cornetas y megáfonos que el gobierno paga en los medios de comunicación apagaban esas voces o las descalificaban con insultos y acusaciones triviales.

Sabíamos que el vínculo estrecho y sospechoso Leonel Fernández, Danilo Medina con los gobiernos del Partido de los Trabajadores que de Lula da Lula da Silva y Dilma Rousseff no era casual; sabíamos que las visita de Luna a la República Dominicana y de Danilo a Brasil no eran por amistad solidaria; sabíamos que el spot de Dilma instruyendo a los dominicanos a votar por Danilo, más la presencia de Joao Santana como jefe de campaña, era fruto de una relación económica que terminó beneficiando a esos grupos de poder y perjudicando tanto al pueblo dominicano como al brasileños.

Dicen que a “confesión de parte, relevo de pruebas”. Aunque esa máxima jurídica perdió vigencia, no deja de tener algo de verdad: Odebrecht admite haber pagado más de 92 millones de dólares en sobornos, Ángel Rondón admite haber recibido más o menos esa cantidad, pero niega el uso indebido, Felucho asegura que en el Comité Político todos sabían de las sobrevaluaciones, otros dirigentes del PLD aseguran lo mismo, los medios de prensa de Brasil afirman que Odebrecht financió las campañas electorales de Danilo; Joao Santana, hombre de confianza de Lula, Dilma y Odebrecht, era jefe de campaña de Danilo quien defiende, a capa y espada, que Punta Catalina sea terminada por Odebrecht, una empresa delincuente que admite haber violado el contrato firmado con el Estado dominicano. Las evidencias y coincidencias son abrumadoras. (¿?)

La compra sobrevaluada en Brasil de los aviones Súper Tucanos después de un soborno de 3.5 millones de dólares, más la operación dolosa de los seguros de las naves, que aún no han sido investigada por las autoridades, en otro acto bochornoso del Ministerio Público, comprometido más con la impunidad que con la justicia.

Creo que estamos ante una asociación de malhechores con característica no solo nacional, sino internacional.

En el Código Procesal Penal Dominicano la asociación de malhechores está tipificada en sus artículos 265, 266 y 267. Del mismo modo que la corrupción está tácitamente condenada tanto en las leyes como en la Constitución. Pero el PLD controla la justicia, el Congreso y las demás instituciones incluyendo a las Fuerzas Armadas (bien armadas para reprimir al pueblo) al igual que la Policía.

Me pregunto con dolor, ¿se convirtió el partido que fundó Juan Bosch en una simple “asociación de malhechores”? ¡Oh no, qué horror!