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Estudio revela que música de Bad Bunny activa la dopamina y fortalece la conexión social

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San Juan, Puerto Rico, RD Herald. – La música del artista urbano Bad Bunny no solo enciende estadios, también estimula la química cerebral. Así lo confirma un estudio reciente del Colegio de Químicos de Puerto Rico (CQPR), divulgado este 30 de junio de 2025, que demuestra que las canciones del llamado “Conejo Malo” activan neurotransmisores como la dopamina, serotonina y oxitocina, generando placer, euforia y un fuerte sentido de comunidad entre sus oyentes.

El análisis, centrado en el impacto de la gira “No Me Quiero Ir de Aquí” —que se desarrollará del 11 de julio al 14 de septiembre en el Coliseo de Puerto Rico— concluye que la música de Bad Bunny activa regiones del cerebro ligadas al bienestar emocional, la empatía y la cohesión social.

“Conexión bioquímica real”

La licenciada María Santiago Reyes, expresidenta del CQPR, explicó que los efectos que provoca la música del artista van más allá del entretenimiento:

La gente no solo baila, también se conecta bioquímicamente. Las emociones compartidas en los conciertos son impulsadas por reacciones químicas reales en el cerebro”, sostuvo.

Este hallazgo refuerza la idea de que la música puede ser una herramienta poderosa para estimular la salud mental, generar pertenencia grupal y hasta ser incorporada en estrategias terapéuticas.

Ciencia y cultura se cruzan

El estudio será presentado oficialmente en el Congreso PRCHEM 2025, a celebrarse del 30 de julio al 2 de agosto en San Juan, donde expertos de áreas como la salud mental, la farmacéutica, el medioambiente, la educación y la inteligencia artificial debatirán sobre cómo la ciencia puede explicar y potenciar fenómenos culturales.

El presidente del CQPR, José A. Pérez, expresó:

Si una canción puede mover multitudes, la ciencia puede orientar sus pasos. Estamos ante una oportunidad de comprender cómo el arte impacta nuestra biología y nuestras comunidades”.

Más que reguetón: es química social

Según el informe, los conciertos de Bad Bunny generan lo que los científicos denominan “sincronización emocional colectiva”, una respuesta en la que múltiples cerebros liberan sustancias como oxitocina (hormona del afecto), creando un sentido de unidad casi tribal.

Este estudio abre nuevas puertas a investigaciones sobre cómo los ídolos culturales influyen en la salud emocional de sus seguidores y cómo la música urbana puede ser comprendida desde una perspectiva bioquímica y social.


RD Herald continuará informando sobre este fascinante cruce entre ciencia, cultura pop y neuroquímica, donde la música se convierte en medicina emocional para toda una generación.

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