«En 1990, Balaguer celebró la ceremonia de juramentación de su 6to. mandato, en el Despacho del Juez Presidente de la SCJ.»

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Santo Domingo, RDHerald. – Mientras el presidente Luis Abinader se prepara para tomar juramento para su segundo mandato, ha habido mucha especulación sobre el lugar de la ceremonia, que será el Teatro Nacional. Mientras algunos sostienen que debería tener lugar en el Congreso Nacional, otros señalan a presidentes anteriores que han elegido sedes alternativas para sus tomas de posesión. Un ejemplo de ello es el ex-Presidente Joaquín Balaguer, quien en 1990 prestó juramento para su sexto mandato en un lugar poco convencional: la oficina del Presidente de la Corte Suprema de Justicia.

Según analistas políticos, la decisión de Balaguer de realizar el acto en la sede de la Corte Suprema se debió a un impasse político en la Asamblea Nacional. Con las tensiones en aumento y la elección del presidente del Senado aún indecisa, Balaguer tomó el asunto en sus propias manos y buscó un lugar alternativo para su toma de posesión. Esta medida no sólo demostró su determinación de asumir el cargo, sino también su capacidad para pensar de manera innovadora y encontrar soluciones en situaciones desafiantes.

En aquella ocasión, en las entrevistas con medios locales, el doctor Néstor Contin Aybar, quien en ese momento era presidente de la Corte Suprema, hablaba a los medios sobre los hechos de ese día. «El presidente Balaguer, en su habitual pensamiento estratégico, previó el posible caos que podría sobrevenir en la Asamblea Nacional y tomó la iniciativa de realizar la ceremonia en mi despacho. Como máxima autoridad jurídica del país, pude juramentarlo oficialmente. como Presidente para su sexto mandato.»

Esta inauguración poco convencional no estuvo exenta de críticas, ya que algunos la vieron como un movimiento de poder de Balaguer para afirmar su dominio sobre el panorama político. Sin embargo, otros elogiaron su rapidez de pensamiento y su capacidad para adaptarse a la situación actual. Este evento también destacó la importancia de la Corte Suprema en el proceso político, ya que es la única institución con autoridad legal para tomar juramento a un Presidente.

En ese momento, el país estaba dividido entre tres partidos políticos principales: el Partido Revolucionario Dominicano, el Partido Reformista Social Cristiano y el Partido de la Liberación Dominicana. A pesar de las tensiones políticas, la toma de posesión de Balaguer en la oficina de la Corte Suprema fue un símbolo de unidad y un recordatorio de que las instituciones del país deben trabajar juntas para el mejoramiento de la nación.

Mientras el Presidente Abinader se prepara para asumir su segundo mandato, el lugar de su toma de posesión puede ser un tema de debate, pero una cosa es segura: la ceremonia de juramentación del Presidente Balaguer en 1990 siempre será recordada como un evento histórico y único. en la política dominicana.

El Dr. Balaguer, adelantándose a un espectáculo de mal gusto en la Asamblea Nacional, gestionó y llevó a cabo la juramentación presidencial ante el juez presidente de la Suprema Corte de Justicia, instancia legal y formal que puede llevar a cabo la ceremonia de tan elevado cargo estatal en el país.

Ese día, Balaguer introduce su alocución haciendo referencia a la acción, de modo que ante los presentes y aquellos que seguían mediáticamente la ceremonia, tuvieran pleno conocimiento de que ya él poseía la Banda Presidencial y la investidura correspondiente para seguir gobernando la nación que forjaron los Trinitarios en 1844, y cito:

“Estoy consciente de que el juramento que acabo de prestar ante el Presidente de la Suprema Corte de Justicia no tiene sólo un sentido político sino que constituye también un acto eminentemente religioso. He jurado ante el Presidente de la Suprema Corte de Justicia cumplir y hacer cumplir la Constitución de la República, defender la integridad de nuestro territorio contra cualquier agresión extranjera y respetar y hacer respetar los fueros y las creencias en que se han basado y se basan nuestra sociedad y nuestras instituciones. Como hombre de fe que soy, nacido en el seno de la religión católica que profesa la mayoría de nuestro pueblo, hubiera sentido mi pudor cívico ofendido y me habría abstenido de prestar este juramento si no estuviera firmemente seguro de que el derecho que voy a ejercer es un derecho legítimo, un derecho que no pertenece a otro dominicano quizás con virtudes más preclaras y más relevantes que las que adornan modestamente a quien habla.”