Creen dominicana que mató niño en España también había asesinado su hija en 1996

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La Guardia Civil española cree que Ana Julia Quezada, asesina del niño Gabriel, pudo haber matado a su hija de cuatro años en 1996La Guardia Civil española cree que Ana Julia Quezada, asesina del niño Gabriel, pudo haber matado a su hija de cuatro años en 1996La Guardia Civil española cree que Ana Julia Quezada, asesina del niño Gabriel, pudo haber matado a su hija de cuatro años en 1996. (EFE/Carlos Barba)

Madrid, España, RDHerald.- La Guardia Civil española cree que Ana Julia Quezada pudo “segar la vida” de su propia hija de cuatro años en 1996, refiere su informe incluido en el sumario del asesinato del niño Gabriel Cruz, de ocho años, crimen que confesó ya cuando se sentía acorralada.

Según el elperiódico.com, que tuvo acceso al informe de la Guardia Civil, Ridelca, la hija de Quezada, llegó a España las navidades de 1995 de República Dominicana, en donde era cuidada por su abuela.

La confesa asesina había emigrado a España a ganarse la vida en 1992 y dejó la niña en su país natal inmediatamente esta nació, agrega el medio del país europeo.

Quezada, quien se había dedicado a la prostitución, conoció al camionero Miguel Ángel, padre de Gabriel, en un club y con el que se casó y tuvo otra niña, Judit.

“Unos meses después de llegar (a Burgos, España), la niña caía desde la habitación del séptimo piso donde dormía con su hermana pequeña. El caso se archivó como un accidente después de que la madre advirtiera de episodios de sonambulismo en la fallecida”, expone el diario.

Cita que el informe de la Guardia Civil recoge “la dificultad de que una niña de solo cuatro años en estado de sonambulismo, que nunca había padecido, se precipitara desde un edificio”.

A esas conclusiones llegan las autoridades después del crimen de Gabriel, cuyo cadáver fue hallado en el maletero del coche de la acusada, quien se había sumado a la búsqueda junto a la comunidad.

El padre del niño Gabril explicó “mientras convivió conmigo Ridelca no sufrió ningún episodio de sonambulismo ni estaba medicada por ello. Días después de que muriera, Ana Julia me comentó que la había sorprendido entre una de las ventanas. Yo le reproché que no me lo hubiera dicho porque podríamos haber puesto medios para evitar lo que pasó”.