Séptimo y ultimo capitulo, de esta serie.
Santo Domingo, RD Herald. – Este es el séptimo, de una serie especial de siete capítulos de análisis editorial preparados para el diario RD Herald, en la que exploraremos con profundidad y equilibrio el complejo escenario político, económico y social que vive hoy América Latina.
A lo largo de esta serie, examinaremos cómo los modelos de gobierno inspirados en la izquierda y la derecha han impactado la región, no desde el fanatismo ni la propaganda, sino desde una mirada seria, comparativa y abierta, que permita al lector formar su propio criterio.
CAPÍTULO 7
En teoría, la democracia es el sistema donde el poder nace del pueblo, se ejerce para el pueblo y vuelve al pueblo.
Pero en la práctica —especialmente en América Latina— la democracia corre el riesgo constante de degenerar en populismo, una versión distorsionada donde el líder habla en nombre del pueblo, pero actúa en nombre propio.
El populismo no es exclusivo de la izquierda ni de la derecha.
Se adapta al contexto, seduce, promete y, cuando no encuentra límites, se transforma en autoritarismo emocional.
El mecanismo es casi siempre el mismo
- Primero, un discurso de salvación:
“Los corruptos gobernaron antes. Yo vengo a rescatar la patria”. - Luego, la construcción de un enemigo eterno:
La élite, los medios, el imperio, la oposición, los ricos, los comunistas… depende del color ideológico. - Después, la seducción emocional:
“No piensen, confíen. Yo soy el único que se atreve”. - Y finalmente, la captura de poder:
Reformas constitucionales, control del Congreso, manipulación judicial, prensa domesticada.
La trampa perfecta: todo se hace “en nombre del pueblo”, incluso cuando el pueblo empieza a perder sus libertades.
Democracia madura vs democracia emocional
- Una democracia madura se basa en instituciones fuertes, alternancia pacífica, crítica aceptada, equilibrio entre Estado y libertades.
- Una democracia emocional se basa en el carisma del líder, la respuesta inmediata, el castigo al adversario, y la idea de que “si no estás conmigo, estás contra el país”.
La segunda es peligrosa porque funciona. Da sensación de fuerza, acción, identidad… hasta que un día ya no es posible regresar atrás.
Ejemplos claros del presente
- México y Brasil, con presidentes que hablan al pueblo cada día sin intermediarios, saltando instituciones.
- El Salvador, donde la seguridad absoluta se impone incluso si hay que suspender derechos.
- Venezuela, el caso extremo: del pueblo empoderado… al pueblo silenciado.
- Argentina, ahora al otro extremo: ruptura brutal del Estado populista, pero riesgo de gobernar desde el impulso.
El verdadero termómetro
Un gobierno puede ser fuerte sin ser abusivo.
Puede tener liderazgo sin ser mesiánico.
Puede escuchar al pueblo sin manipularlo.
El problema comienza cuando el poder deja de rendir cuentas y empieza a darse aplausos.



