Santo Domingo, RDHerald.- El presidente Luis Abinader ha emitido una clara advertencia respecto a las manifestaciones en el país: el gobierno dominicano defenderá la libertad de expresión y el derecho a la protesta, pero no tolerará el desorden ni la violencia. Estas declaraciones surgen tras los incidentes ocurridos en una marcha reciente en el sector Hoyo de Friusa, generando un debate sobre los límites de la protesta y la respuesta gubernamental.
Firmeza ante el Desorden: La Postura Presidencial
Durante su encuentro semanal con la prensa, «LA Semanal con la Prensa», Abinader fue tajante al afirmar: «Este es un Gobierno democrático, aquí se realizan protestas todos los días y eso es algo positivo. Nosotros creemos en la libertad de expresión y en la protesta pacífica. Ahora bien, que sea pacífica; este gobierno no va a permitir desorden». Esta postura refleja la determinación del gobierno de equilibrar el derecho a la manifestación con el mantenimiento del orden público.
El Contexto: La Marcha en Hoyo de Friusa
Las declaraciones del presidente se producen a raíz de los acontecimientos suscitados durante una marcha en el Hoyo de Friusa, en Verón, provincia La Altagracia. Si bien Abinader no especificó los detalles de los incidentes, instó a los periodistas a preguntar a los organizadores sobre lo sucedido. Añadió un elemento interesante al mencionar que el grupo Antigua Orden Dominicana felicitó a la Policía por el desarrollo de la marcha, indicando que se cumplió con lo acordado previamente.
Libertad de Expresión con Responsabilidad
El mensaje central de Abinader es claro: la libertad de expresión es un pilar fundamental de la democracia dominicana, pero debe ejercerse con responsabilidad y dentro de los límites de la ley. «Pueden protestar lo que quieran, pero con orden y en paz, que quede claro», enfatizó el mandatario, estableciendo un precedente para futuras manifestaciones.
Implicaciones y Perspectivas Futuras
Las palabras del presidente Abinader establecen un marco para la gestión de protestas en la República Dominicana. Su firmeza al no permitir el desorden podría influir en la forma en que se organizan y se desarrollan futuras manifestaciones. Queda por ver cómo se aplicará esta política en la práctica y cómo responderán los diferentes sectores de la sociedad civil. El equilibrio entre el derecho a la protesta y la preservación del orden público seguirá siendo un tema central en el debate político y social dominicano.