Donald Trump acaba de asumir la presidencia de los Estados Unidos. Lo hizo en una ceremonia realizada este viernes en Washington.
Estamos pues ante una realidad política global completamente nueva, marcada por la incertidumbre que representa el nuevo jefe de
la potencia más grande del mundo.
Todo el mundo conoce sus ideas sobre la política, la globalización, la economía, los mercados, los impuestos, las migraciones.
América Latina es una región vecina de los Estados Unidos, respaldada por una comunidad de ciudadanos estadounidenses de origen
latinos de millones de personas. Para el nuevo jefe de la Casa Blanca esto parece carecer de importancia, y por tanto, en muchos
años por primera vez un gabinete presidencial no tiene un latino como miembro. A los latinoamericanos y caribeños que viven
en los Estados Unidos, legal o ilegalmente, les esperan momentos difíciles. Tendrán que luchar para preservar sus derechos, hacer
alianzas más fuertes políticamente, escudarse en un Congreso que controlan los republicanos, pero que no necesariamente
cederá ante todas las propuestas del nuevo presidente.
En los primeros días se esperan decisiones políticas importantes de parte de un presidente que ha llegado al poder con el apoyo
masivo de los grupos más conservadores de los Estados Unidos. El poder del presidente es muy importante, pero el balance lo
representan los congresistas y la existencia de leyes que limitan las actuaciones de los gobernantes. El presidente saliente
Barack Obama llegó al poder con la idea de establecer una amnistía migratoria, por ejemplo, estuvo ocho años en la presidencia
y no pudo conseguir aprobar esa ley de amnistía.
Se prevé que con Donald Trump podría pasar lo mismo en muchas de sus propuestas y promesas de campaña. Incluso que con Trump
podría ocurrir lo que se denomina el “sìndrome Guantánamo”, que representa el interés de Obama en cerrar esa base militar y
cárcel, ubicada en territorio cubano, y no pudo hacerlo durante ocho años de gobierno. “Va a descubrir que cosas que a él le
parecen obvias o que prometió en campaña no son posibles de hacer”, dice el analista Moisés Naim en un reportaje publicado
por The New York Times.
En las relaciones con América Latina la incertidumbre sobre lo que ocurrirá a partir de ahora es el
temor más grande. Las ideas de Trump sobre los latinoamericanos, en particular los migrantes, es una marca muy fuerte que
nadie puede quitarse de la mente cuando se plantea que los países latinoamericanos no tienen terrorismo, no tienen suicidas,
ni tienen bombas atómicas, pero sí tienen drogas, delincuencia, pobreza. El Chapo Guzmán, gran jefe de narcotraficantes de
América Latina y México, llegó extraditado a los Estados Unidos unas horas antes de instalarse Trump como presidente de
Estados Unidos.